15 ene 2012

ESTRATEGIAS PARA ESTIMULAR EL APRENDIZAJE TEMPRANO DE LA LECTURA




Leer es considerada una de las habilidades más importantes para el aprendizaje en la vida de todo ser humano, es una de las funciones más elevadas del cerebro y es garantía de éxito en los estudios y en la vida de cualquier persona, estimular esta actividad desde los primeros años de vida es de vital importancia.
Desde la etapa preescolar, los niños son estimulados a través de cuentos e imágenes; además existen métodos que proponen la enseñanza y aprendizaje de la lectura desde que el niño nace a través de la presentación de palabras del entorno cercano y lejano del menor. Esto tiene su fundamento en la gran capacidad que tienen los niños para absorber datos y memorizarlos, precisamente porque el 90% del desarrollo del cerebro ocurre entre los primeros 6 años, es una etapa en la cual se propone aprovechar las ansías, la curiosidad y la capacidad que tiene el niño para aprender. Si es así, nuestra tarea como padres y educadores es proveer al niño de todos los estímulos que sean adecuados y que le permita su óptimo desarrollo.
El aprendizaje de la lectura implica estimular al niño a través de estímulos u objetos concretos para pasar paulatinamente a la comprensión de la información escrita.

Empiece por presentarle objetos o estímulos y nómbrelos, empezará a almacenar datos a partir de su memoria visual y auditiva.
Enséñele los objetos o estímulos mediante imágenes y coloque en la parte inferior el nombre de cada objeto en color rojo. Un objeto por ilustración de un tamaño promedio en una cartulina tamaño A4, los nombres deben ser escritos en rojo por ser un color que llama más la atención de los niños.
Empiece creándole el interés por la lectura, léale cuentos, muéstrele las figuras y lo que dice el texto de acuerdo a las imágenes.
Dele cuentos ilustrados con poco texto para que describa las imágenes y cuente historias a partir de ellas. Felicítelo si disimula estar leyendo.
Trate en todo momento de inculcarle lo importante e interesante que es saber leer. De esta manera lo motivará y despertará los deseos y ansias por aprender a leer.
No debemos olvidar que leer implica dos aspectos: La decodificación de los signos o grafías de la palabra o texto y la comprensión del mismo. Es decir, es tan importante que el niño sea capaz de decodificar correctamente las palabras y más aún comprender lo que ellas dicen.



La lectura se  debe  empezar   con imágenes de palabras con letras grandes, claras y de imprenta, de color rojo que progresivamente cambia a un tamaño normal de color negro; son grandes al principio porque la vía visual inmadura no puede distinguir la letra pequeña, el tamaño es reducido a medida que esta vía visual madura. Este método apela a la gran capacidad que se tiene para aprender y almacenar datos especialmente en edades tempranas. El sistema educativo se dedica a enseñar al niño a leer a partir de los cinco años, a esa edad, la plasticidad del cerebro está decreciendo. Lo novedoso de esta metodología no solo es la edad de aplicación sino que a diferencia de la enseñanza habitual en la cual se inicia con el aprendizaje de vocales o sílabas, se empieza por palabras, pares de palabras para luego continuar con frases, oraciones, cuentos y textos, es decir de la misma forma como aprendemos a hablar.
Recomendaciones
Pese a las diferencias que existen en el ámbito educativo acerca de cómo enseñar al niño a leer, si es tradicionalmente empezando por las vocales y sílabas o iniciando con palabras aplicando otros métodos, los padres son los que decidirán qué estrategias o métodos utilizar, los mismos que deberán ser aplicados primero en casa y en los primeros años de vida a manera de estimulación, dando énfasis en crear un ambiente grato y divertido para el niño, de esta manera se favorece el aprendizaje de cualquier materia. Lo favorable de estimular el hábito de la lectura en edades tempranas es que el niño no está bajo la presión de aprender y cumplir con los objetivos académicos de la escuela, lo que se busca en esta etapa es que aprenda de manera natural, sin ser forzado, partiendo de los intereses del niño para que sus aprendizajes sean verdaderamente significativos.

MEMORIA Y APRENDIZAJE





El aprendizaje y la memoria son procesos correlacionados capaces de sufrir modificaciones en función de los estímulos ambientales.


Los dos procesos tienen una relación íntima.
El aprendizaje es el proceso gracias al cual los seres humanos y los animales adquirimos conocimientos sobre el ambiente que nos rodea.
La memoria sería la capacidad del individuo de retener y utilizar informaciones de diferentes maneras y en diferentes períodos.



Generalmente, estos sucesos son complejos, lo que hace que los sistemas de memoria utilicen un proceso de selección y permitan solamente la adquisición de aspectos relevantes. El sistema de la memoria está integrado por tres procesos básicos:


1. Codificación de la información. Proceso en donde se prepara la información para que se pueda guardar. La información puede codificarse como una imagen, sonidos, experiencias, acontecimientos o ideas significativas.


Las circunstancias que rodean este momento resultan fundamentales para el éxito o fracaso de la memoria. Es importante en este procesos inicial, la atención, la concentración y el estado emocional del sujeto.


2. Almacenamiento de la información. Esta etapa se caracteriza por el ordenamiento, categorización o simple titulación de la información mientras se desarrolla el proceso en curso (proceso perfuncional). Esto requiere tanto como de una metodología como de estructuras intelectuales que ayuden a la persona a clasificar los datos.
Una vez que codificada la experiencia y almacenada por cierto tiempo, ésta se presenta de manera automática. El almacenamiento es un sistema complejo y dinámico que cambia con las experiencias a las que el sujeto es expuesto.



3. Evocación o recuperación de la información. Es el proceso por el cual recuperamos la información. Si ésta ha sido bien almacenada y clasificada será más fácil localizarla y utilizarla en el momento en que se solicita.

Tras la adquisición, estos sucesos se almacenan por algún tiempo, que puede oscilar entre segundos y muchos años. Este fenómeno se denomina ‘retención’. En cuanto al tiempo de retención, podemos clasificar la memoria en memoria de corta duración y de larga duración.

- La memoria de corta duración, posee una capacidad de retención de segundos, minutos u horas. Se sitúa en el momento presente, lo que garantiza su secuencia lógica.

- La memoria de larga duración,
 se extiende a horas o días y es responsable, principalmente, de la historicidad del individuo. Las investigaciones recientes indican la existencia de dos tipos de memoria capaces de sintetizar el proceso de almacenamiento de la información: memoria declarativa y no declarativa.

- La memoria declarativa. Sería aquella capaz de ‘retener’ números, hechos, acontecimientos y otras situaciones conscientes; por este motivo, también se denomina ‘memoria explícita’.



- La memoria no declarativa. Se encarga de informaciones más subjetivas, como la sensación de miedo que afecta a la amígdala y el aprendizaje de las habilidades motoras, los hábitos y comportamientos. Ese tipo de almacenamiento se denomina ‘memoria de procedimientos’ y se recupera de manera inconsciente: por ejemplo, una vez se ha aprendido a ir en bicicleta y se codifica este hecho, sólo se podrá demostrar con la realización específica de dicha tarea. La memoria no declarativa, frecuentemente denominada ‘memoria implícita’, es el resultado de la experiencia adquirida a lo largo del tiempo por el individuo.

¿Qué es realmente un problema atencional en el niño? Hace referencia a la amplitud atencional, es decir, la cantidad de información que el niño puede procesar al mismo tiempo y a la intesidad atencional, es decir, a la capacidad para mantenerse sobre la tarea, respondiendo a sus demandas. La amplitud define una función de selección o focalización (atendemos a un estímulo objetivo dejando de lado todo lo que en aquel momento es irrelevante) y otra de cambio u oscilación (poder atender a varias tareas o estímulos a la vez), mientras la intesidad se refiere a la capacidad de mantenerse vigilante, alerta o activado. Podemos decir que el diagnóstico de trastorno por déficit de atención hace referencia a un niño con una capacidad cognitiva general dentro de la normalidad, pero que tiene problemas para detectar los estímulos relevantes, comete errores por descuido, se distrae fácilmente, parece no escuchar, tiene dificultades para seguir instrucciones y tiene problemas para mantener la concentración en tareas repetitivas de larga duración