19 dic 2009

LA ESTIMULACION TEMPRANA, EL DESARROLLO DEL CEREBRO EN LOS NIÑ@S Y LA INTELIGENCIA




El periodo infantil es el más importante en la vida del niño, no sólo porque es de vital importancia para el desarrollo emocional sino porque en esta etapa (0 a 6 años) el desarrollo del cerebro del niño se realiza de manera espectacular.

El cerebro humano es portador de la inteligencia, ésta se encuentra extendida en todos los puntos de la masa cerebral y utiliza en cada momento partes del cerebro para la realización de sus funciones.





Nuestro cerebro está constituido por neuronas, una sola neurona, puede ser utilizada para múltiples funciones, e incluso componentes de un circuito pueden ser utilizados en distintos contextos para distintas funciones. Lo verdaderamente importante es que existan estos circuitos, que esas sinapsis, esas conexiones neuronales, se constituyan. Podemos establecer conceptualmente que cuantas más conexiones neuronales haya, cuanta más sinapsis haya, más capacidades y habilidades desarrollara el  cerebro.

El niño no es un hombre pequeño; es un ser en desarrollo y de todas sus estructuras orgánicas la más inmadura es su sistema nervioso.  Al nacer, el niño cuenta con gran cantidad de neuronas, pero éstas aún no han alcanzado su total desarrollo, aún están inmaduras, los hemisferios cerebrales aún no entran en funcionamiento, es aquí donde se hace importante mencionar que la cantidad y calidad de los estímulos van a permitir el desarrollo potencial del niño. La inteligencia es una cualidad esencial de la masa neuronal del cerebro y utiliza en cada momento partes de cerebro para la realización de sus funciones.

Cuando el niño nace, o incluso in útero, es decir, en el momento en que el cerebro se empieza a formar, las posibilidades de conexión son prácticamente ilimitadas y a partir de ese momento las posibilidades de constituir nuevos circuitos van disminuyendo. Así, las posibilidades a los 0 años son ilimitadas, a partir de los 7 años son muy escasas, pero a los 3 son mucho mayores que a los 5, y a los 5 son mucho mayores que a los 7, y así sucesivamente. De algún modo, pueden plantearse, que el adulto, ya no a los 7 sino a los 15, a los 20 años, aprende nuevas cosas, aprende nuevas habilidades, sin duda. Pero las aprende utilizando conexiones que ya tiene establecidas. Y esto es importante, porque aquello que no se haya constituido en los primeros años de vida ya no se va a constituir. Esto es duro, como mínimo, va a ser muchísimo más difícil, por no decir imposible, constituirlo.

Por tanto, el objetivo es conseguir el desarrollo del mayor número posible de conexiones. Desarrollar, mantener y usar. Cuando el niño nace e inclusive antes, empieza una carrera contra reloj, en la que cada día que no se utiliza se pierde para siempre. Con lo cual, si las posibilidades de desarrollo cerebral del niño se restringen no va a ser culpa del niño, sino va a ser responsabilidad del medio en el que se halla, de la familia y/o los educadores.

La estimulación depende  del proceso de maduración cerebral, éste será el que marque cuáles deben ser en cada momento los estímulos aportados por el medio. En PAF CENTRO NEUROPSICOLOGICO conocemos bien el calendario de desarrollo, y sobre el elaboramos las estrategias o actividades de estimulación temprana y de maduración infantil.


A partir del momento en el que el niño nace, por una parte prosigue su desarrollo orgánico, es decir, el cerebro no ha terminado de crecer y de madurar en el momento del nacimiento, ni mucho menos, le quedan años de evolución. De hecho, a partir del momento del nacimiento, la duplicidad del volumen y tamaño cerebral no se va a volver a dar en ningún momento de la fase de la vida de ese sujeto, con lo cual, los primeros meses, los primeros años y cuanto más cerca del principio estemos, más van a ser absolutamente vitales en todo el futuro del niño y del adulto que como consecuencia de él se forme. Además, a partir de ese momento, todos los órganos sensoriales son accesibles, por lo que podemos actuar sobre todos ellos, sin las limitaciones que conlleva el que el niño esté in útero. .

Está comprobado que con la estimulación temprana ayuda a potenciar la capacidad de aprender de los niños y a su vez ayuda a desarrollar el potencial intelectual que el niño trae al nacer. El desarrollo del cerebro de un bebé aún no se ha completado al momento de nacer y todo lo que él vea, escuche, toque y sienta antes de los tres años será de suma importancia para determinar como crece y el tipo de conexiones que hará a nivel neurosensorial. A mayores conexiones neuronales más rico será el cerebro. 



CONSÚLTENOS!!!! NO PIERDA TIEMPO!!!

MADURACION DE LA CORTEZA CEREBRAL EN LOS NIÑOS




Mientras se construye el cerebro durante el desarrollo embrionario, tiene lugar un proceso de selección constante, en donde se seleccionan aquellas neuronas que van a sobrevivir y las que van a morir. También comienzan a seleccionarse aquellas conexiones entre células nerviosas y sucesivamente otros niveles de organización más complejos.
La primera figura  muestra un sector de la corteza cerebral observada al microscopio luego de una tinción de las neuronas y fibras nerviosas en el nacimiento. En la siguiente figura (centro y derecha), se muestran dos momentos del desarrollo postnatal. Se puede observar el aumento progresivo del número de fibras (axones y dendritas) durante la maduración de la corteza cerebral, sin un aumento del número total de neuronas en el mismo sector.
Este proceso de conexión entre las neuronas se da gracias a la  estimulación temprana  y se basan en  procesos madurativos y de desarrollo infantil. En los niños es importante generar el mayor numero de conexiones sinapticas antes de los 5 años de edad. Consulte a PAF CENTRO NEUROPSICOLOGICO,  para que sus hijos desarrollen y estimulen el cerebro.

2 dic 2009

¿QUÉ SIENTE UN NIÑO QUE TIENE PROBLEMAS PARA PROCESAR LOS ESTÍMULOS SENSORIALES?





Prueben esto: Enciendan la radio y no la sintonicen; manténganla en un sonido estático y suban el volumen. Pidan a alguien que encienda y apague las luces cuando quiera. Siéntense en una silla rota (que tenga sólo tres patas), y apóyense en una mesa de las que se mueven (piensen en esas que hay en los restaurantes, que nos ponen a todos tan incómodos). Ahora pónganse un abrigo apretado y áspero, en lugar de una camiseta confortable; y pónganse también los calcetines del revés y unos zapatos de medida más pequeña. Rellenen un plato de queso parmesano rallado, abran una lata de sardinas y traigan la comida de gato encima de la mesa. Y para finalizar piensen en la comida que más detesten, aquella que les provoca nauseas, y coman mientras tienen todo el resto de comida anteriormente citada encima de la mesa.
Con todo esto en juego, cojan un libro, ábranlo y intenten aprender alguna cosa nueva.


Estas son las características de un niño que tiene dificultades en el procesamiento de la información sensorial, adicional a eso, sume el regaño y el castigo afectivo por parte de profesores, padres de familia, amigos y personas que lo rodean, por no modular el ingreso y la respuesta de los estímulos sensoriales.




IDENTIFICACIÓN DE LAS DIFICULTADES SENSORIALES:


Algunos de los problemas relacionados con las dificultades en la integración sensorial son los siguientes. Hay niños que sólo tienen algunos de estos problemas, hay otros que presentan muchos de estos problemas.


Bebés:
Bebé muy irritable, le disgusta estar en brazos
Bajo tono muscular (muy blandito)
Problemas en los ciclos del dormir
No le gusta estar tumbado de espaldas
Llora con muchísima facilidad, sin un motivo aparente
Desarrollo lento, o por debajo del esperado a nivel motriz
Problemas de succión




1 a 3 años:
Baja atención
Niños torpes
Problemas en la articulación de sonidos, lento desarrollo del lenguaje
Demasiado afectables emocionalmente cuando se hacen daño
No perciben el dolor
No le gusta caminar en superficies distintas (arena, nieve, hierba...)
Es muy temeroso a determinados movimientos
Es muy quisquilloso en la comida, come sólo alimentos concretos
Rechaza muchos alimentos por su textura
Se sobreexcita frecuentemente sin motivo aparente
Le distraen los sonidos de fondo


Infancia de 3 a 8 años:
Problemas de aprendizaje en el colegio
Problemas de motricidad fina (escribir, dibujar, cortar con tijeras, pintar...)
Dificultades de coordinación motriz, es un niño torpe…
Hiperactividad (no está quieto, se columpia, salta o gira durante horas sin parar)
Hipoactividad (siempre se queda en clase, sin moverse demasiado...)
Dificultades atencionales, con o sin hiperactividad
Le dan miedo las actividades de motricidad gruesa (correr, saltar, el fútbol...)
Se cae o tropieza con facilidad, choca contra los objetos…
Baja autoestima, se frustra con gran facilidad, llora con mucha facilidad
Pocas habilidad sociales, de relación con los demás niños o con los adultos
Impulsividad en sus acciones, agresividad
Retraso en el lenguaje, ya sea en la fluidez, en la pronunciación o retraso general
Tiene muchas pataletas que no tienen una justificación aparente
Parece entender sólo a veces
No le gustan los cambios de actividad o las modificaciones en la rutina diaria
Frecuentemente rompe sus juguetes sin quererlo mientras está jugando
No le gustan determinados tipos de ropa (por su textura)


Niños mayores de 8 a 12 años:
Aumentan los problemas atencionales en las tareas académicas
Problemas de comportamiento, conductas aislantes, hiperactividad…
Demasiado organizado (ordenado), con rutinas muy fijas y marcadas
Muy desordenado, compulsivo...
Escribe letras o números del revés
Dificultades para mantener el ritmo de sus compañeros




Muchos niños tienen algunas de las dificultades citadas anteriormente, sin que ello Signifique que tengan problemas en el procesamiento sensorial, pero estas dificultades sensoriales (desapercibidas la mayoría de veces), pueden afectar su desarrollo.


Si su hijo presenta algunas de estas dificultades y esta afectado su normal desempeño, es importante que consulten con el especialista. En PAF CENTRO NEUROPSICOLOGICO contamos con procesos terapéuticos orientados a ayudar a su hijo y generar un buen desarrollo sensorial. Consúltenos. 

30 nov 2009

COMO PODEMOS PREVERNIR EL FRACASO ESCOLAR….




El fracaso escolar preocupa seriamente tanto a padres como a educadores. Es algo que concierne a toda la sociedad dado el elevado porcentaje de estudiantes que lo sufren. Un fracaso que no debemos atribuir exclusivamente a estos chicos y chicas, pues en la mayoría de los casos no son "culpables" de la situación, sino sus víctimas.

Cuando se habla de fracaso escolar, casi siempre evocamos la imagen de alumnos de los cursos superiores de Primaria. Según las estadísticas, el fracaso escolar comienza en muchos casos a vislumbrarse hacia los ocho años, en tercero de primaria. Sin embargo, es en la educación secundaria cuando se hace más evidente. Entonces los requisitos académicos se endurecen y el esfuerzo ha de ser mayor. Y todo esto unido a la difícil y delicada etapa de la adolescencia.

Pero pocas veces se hace referencia a los niños de Educación Infantil con respecto al fracaso escolar. ¿Es acaso porque no existe tal fracaso a esta edad? Esto es lo que mayoritariamente se asume, pero no hay nada más lejos de la realidad… Los objetivos mínimos establecidos en Educación Infantil no son ambiciosos, cualquier niño puede alcanzarlos, y superarlos, con toda facilidad… pero no siempre es así… Y el número de niños que no alcanzan estos objetivos, o lo hacen con dificultad, se asemeja bastante al tanto por ciento de fracaso escolar que reflejan las estadísticas.

En PAF CENTRO NEUROPSICOLOGICO en donde trabajamos con niños menores de seis años vemos que casi una cuarta parte de los alumnos no sigue el ritmo del resto… lo lógico es actuar para atajar por todos los medios esta situación y que estos niños no crezcan para engrosar las filas de los "fracasados escolares". Pero a pesar de que se trabaja con niños con retrasos madurativos, problemas de lenguaje, etc., sigue habiendo un tanto por ciento de niños a los cuales se les deja "que maduren" con la triste y callada convicción de que "ya se ocuparán" sus tutores de primaria de trabajar con ellos en sus dificultades. La pena es el precioso tiempo que se desperdicia mientras se espera a que madure un niño… un niño con dificultades…

Todos hemos oído o leído que los seis primeros años son vitales para formar las bases de la inteligencia y las habilidades del niño. Son los años principales del desarrollo infantil, en los que el cerebro es más plástico y en los que se crean la mayor cantidad de conexiones y circuitos neuronales, las "herramientas" con las que habremos de arreglárnoslas durante toda nuestra vida futura. Por esto, invertir en una buena Educación Infantil y en el desarrollo del niño en estas edades, es como invertir en buenos materiales de construcción y la edificación de los pilares y vigas maestras de un gran y hermoso edificio.

La etapa de la Educación Infantil es una etapa difícil para hablar de diagnósticos y tratamientos. Muchos problemas no son diagnosticados a esta edad, como son los asociados al déficit de atención con hiperactividad, por ejemplo. Y no es porque los síntomas no sean evidentes, como ya se ha expuesto. Pero es lógico que se tienda a "esperar" a ver qué ocurre y cómo evoluciona el niño. Y en casos afortunados, estos síntomas en el niño no se transforman en un problema académico o de comportamiento. Es muy natural que los padres y profesores prefieran "esperar" a que estos problemas se desarrollen de forma evidente, para empezar a actuar sobre ellos. Sin embargo, cuando un niño muestra una dificultad, existe un motivo para ésta, y que este motivo desaparezca no es lo común pues normalmente se debe a fallos en la base del desarrollo del niño.

Por esto, "esperar" en estas edades tempranas supone perder el momento adecuado para actuar. Supone una mayor dificultad en la solución de estos fallos en el desarrollo, un trabajo más costoso y unos resultados más pobres…

Pero si bien el concepto de "tratamiento" nos puede parecer excesivo en niños pequeños cuando aún el problema académico no es claro, no debemos temer el término "prevención".

La prevención a edades tempranas podría ser una de las claves para solventar el problema del fracaso escolar a edades más tardías.

Lo dice el refrán: "mejor prevenir que curar". Una lección que están aplicando ya varios colegios en nuestro país con todos sus alumnos de Educación Infantil. Aún faltan datos estadísticos sobre los resultados objetivos de la aplicación de técnicas de prevención del fracaso escolar a través de ejercicios que desarrollan el sistema nervioso y ayudan al niño a madurar en todas sus áreas (física, cognitiva, sensorial, emocional, social). Pero confiamos en que pronto los habrá y un mayor número de centros se unan en esta iniciativa.

Queda patente que la mayoría de las dificultades académicas están causadas directamente por una inmadurez neurológica o, lo que es lo mismo, los fallos en el desarrollo que mencionábamos con anterioridad. Éstos fallos pueden manifestarse en la forma de una lateralidad mal establecida (cuando el niño no es totalmente diestro o zurdo, con lo cual su cerebro no está bien organizado y sus hemisferios cerebrales compiten en lugar de colaborar); en un sistema visual que no funciona adecuada o cómodamente para las tareas que requieren de la lectura y la escritura; un sistema auditivo que no consigue procesar los sonidos claramente para poder reproducirlos en un correcto lenguaje hablado o prestar la adecuada atención en clase; reflejos primitivos que se han quedado retenidos y no han madurado de la forma deseada; una integración sensorial deficiente que hace que el niño interprete los estímulos que le rodean de una forma equivocada, mostrando unas reacciones y un rendimiento que no son los adecuados para su edad y la situación dada.

El desarrollo en el niño se produce de manera natural gracias a todos los estímulos que recibe de su entorno y con cada movimiento y acción que realiza. El movimiento es la principal fuente de información y desarrollo, junto con el tacto, el oído y la vista. Es primordial tener esto en cuenta para dar al niño las oportunidades que necesita de moverse a estas edades, y de experimentar con todo lo que le rodea.

Además, pueden aplicarse métodos de desarrollo neuromotor o de organización neurológica, que consisten en ejercicios motores principalmente, realizados de forma lúdica, pero continuada, constante y repetida, para su mayor efectividad. La repetición y la constancia son esenciales para la creación de nuevos circuitos neuronales, por lo que estos programas deben ser diarios. Unos veinte minutos podrían bastar para la realización de estos ejercicios en un aula de Educación Infantil. No deben suponer un sustituto a la psicomotricidad tradicional, pero serían desde luego un complemento ideal.

Cualquiera de los métodos de organización neurológica que se utilizan para tratar a niños con problemas del desarrollo, podrían utilizarse en su forma más básica y lúdica, para prevenir estos problemas en un grupo de alumnos en el aula. Y no solamente en Educación Infantil. Pues, aunque es éste el momento ideal para la prevención, estos programas también pueden realizarse, y de hecho se están aplicando, con niños de cursos superiores. En ambos casos, con el mismo objetivo: evitar el fracaso escolar.



Si usted observa que su hijo puede tener dificultades en el aprendizaje, no pierda tiempo, ni espere a que se le “pase”, búsquele ayuda, en PAF CENTRO NEUROPSICOLOGICO,  le podemos brindar los procesos adecuados para que disminuya la probabilidad de generar un fracaso escolar. Consúltenos 

DERECHO O IZQUIERDO?????


 
Diestros o zurdos? Parece que los expertos no lo tienen aún del todo claro, en lo que sí están de acuerdo es en que es algo que se ve condicionado por nuestros genes, por lo que tendríamos más posibilidades de ser zurdos si existiesen antecedentes familiares. En realidad, no nacemos diestros o zurdos, si no que nos vamos convirtiendo en tales en nuestra primera infancia, influidos por esa tendencia genética y por el entorno en el que crecemos.
La lateralidad se refleja en el hecho de que uno de los lados de nuestro cuerpo predomina sobre el otro en la realización de la mayoría de las actividades, en especial aquellas que requieren fuerza o habilidad. Para lograr una mayor eficacia con un mínimo de esfuerzo en todo lo que hacemos, es preciso tener una lateralidad bien establecida. Lo ideal es que nuestro lado dominante sea siempre el mismo para todas las actividades: en las que interviene la mano, el pie, el ojo, el oído…

Hasta los tres años aproximadamente, lo habitual es que el niño experimente con ambos lados de su cuerpo. Así le veremos utilizar indistintamente una mano u otra en su juego diario. Por este motivo, no sería apropiado iniciarle en deportes o actividades en las que el niño deba utilizar un utensilio (como la raqueta o el lapicero, por ejemplo) y en caso de hacerlo, no debemos insistir para que utilice una mano determinada. Es conveniente que apoyemos al niño en su desarrollo lateral, pero solamente debemos intervenir para ayudarle a definirse en uno u otro sentido una vez que esté clara su inclinación natural. Pretender influir en un modelo contrario al que muestra el niño de forma espontánea puede acarrear consecuencias graves en el desarrollo y ejercicio de habilidades y destrezas futuras, y muy concretamente en su rendimiento escolar.


Un niño al que se le ha forzado a utilizar la mano contraria a su lado dominante, o que no acaba de definirse como diestro o zurdo hacia los 4 ó 5 años, es un niño con un sistema nervioso desorganizado. Su cerebro ha de estar organizado para que él pueda organizarse a su vez en el espacio en el que se mueve y sobre el papel en su trabajo escolar.

La lateralidad es la función que hace posible que nos orientemos en el espacio y en el tiempo, y por tanto, nos permite entender y manejar los códigos escritos (letras y números). Sin unas coordenadas bien establecidas, no podríamos orientar los símbolos cuyo significado depende de la forma que tienen y el lugar que ocupan en el espacio y el tiempo, así podrían surgir confusiones entre "23" y "32" ó "SE" y "ES", por ejemplo.

El Sistema Nervioso necesita funcionar como un sistema jerárquico en el que cada parte tiene su cometido y en el que todas las partes trabajan juntas aportando cada una su función para obtener resultados eficaces con un mínimo esfuerzo. Esto es necesario para que el Sistema Nervioso pueda procesar todos los estímulos que le llegan de forma constante. En todo momento estamos recibiendo una gran cantidad de información de nuestros sistemas sensoriales y usamos esta información para regular nuestro comportamiento e interactuar con el mundo.

El cerebro está formado por dos hemisferios simétricos. Cada uno de ellos tiene funciones para las cuales está más especializado, pero ambos participan en todas estas funciones, trabajando conjuntamente en todas y cada una de nuestras interpretaciones y respuestas.
El hemisferio izquierdo, llamado también "simbólico" o "lógico", es el controlador del lenguaje y del procesamiento secuencial de la información.
El hemisferio derecho, llamado "visual", "postural" u "holístico", se encarga de procesar la información córporo-espacial, trabaja con imágenes visuales y controla las funciones holísticas (relativas al todo, que lo considera todo a la vez).


Al hemisferio izquierdo se le considera el hemisferio "dominante" por su capacidad de análisis y su control sobre el lenguaje oral y escrito. El derecho queda, por tanto, como "subdominante" por ser más intuitivo, alturista y cooperacional. Simplificando las cosas, podríamos denominar al primero como el hemisferio "científico" y al segundo como el "creativo". R. W. Sperry menciona dos modos de pensar: el verbal y el no verbal, representados por el hemisferio izquierdo y el derecho respectivamente. No debemos perder de vista, sin embargo, el hecho de que ambos trabajan a la vez y que cada hemisferio por separado empobrece enormemente sus funciones.

En esta distribución de funciones, el hemisferio menor debe ser capaz de controlar el movimiento y la postura del cuerpo para que el mayor esté libre para pensar y realizar actividades intelectuales. Cuando falla esta organización y fallan las estructuras destinadas a elaborar una respuesta básica, de nivel inferior (como es el control de la postura, por ejemplo), se activan las encargadas de funciones superiores (como las encargadas de comprender un texto escrito) y quedan éstas ocupadas y comprometidas en funciones que no le son propias. Todas las interferencias comprometen la atención.

Esto es lo que ocurre en muchos casos de niños con problemas de aprendizaje vinculados a la lateralidad, que se ven obligados a suplir con el esfuerzo de la conciencia y la voluntad los fallos de algunos automatismos de base. Automatismos son respuestas que se han convertido en automáticas a base de repetirlas y de tener una gran experiencia sobre ellas, son acciones que realizamos de forma prácticamente inconsciente y que no requieren esfuerzo voluntario por nuestra parte, de modo que podemos centrar nuestra atención en actividades más complejas mientras controlamos a la vez estas funciones más básicas. Un ejemplo sería la deambulación: cuando un niño aprende a andar, ha de poner toda su atención en dicha acción para mantener el equilibrio y no caer; una vez que se automatiza, podrá realizar otras actividades mientras anda, como mantener una conversación.

El proceso de aprendizaje necesita esta organización jerárquica y la organización está relacionada y determinada por el proceso de desarrollo en el niño. Por tanto, es algo que podemos desarrollar mejor o peor.

Antes de distribuir las funciones entre los dos hemisferios es muy importante conseguir la conexión interhemisférica. Para que un hemisferio sea el director de una función, debe estar informado de la actividad del otro hemisferio. Es por esto que es muy importante haber desarrollado las vías de conexión entre ambos hemisferios. El cuerpo calloso es el haz de fibras nerviosas que comunica un hemisferio cerebral con el otro para que ambos lados del cerebro trabajen de forma conjunta y complementaria.


Para el correcto desarrollo del Cuerpo Calloso es necesaria la realización continuada de movimientos con patrón contralateral como es el gateo (contralateral porque el niño mueve la pierna izquierda a la vez que mueve el brazo derecho y viceversa). En este tipo de ejercicios el niño utiliza ambos lados del cuerpo en un patrón cruzado que hace que se activen constantemente ambos hemisferios y el Cuerpo Calloso que los comunica. Así comprendemos el papel tan importante que tiene el desarrollo y fases del mismo, como el gateo, en la maduración de esta estructura cerebral, que será imprescindible para realizar actividades complejas como la lectoescritura, entre otras.
La lateralidad se empieza a definir entre los tres y los cinco años y se desarrolla desde los cinco hasta los diez o doce años.
A los cinco o seis años, cuando comienza el aprendizaje de la lectura y la escritura, el niño necesita contar con unas coordenadas bien definidas y estables y un punto de partida para poder organizar la información sobre el papel, para no confundir "la" con "al", las unidades y las decenas o los conceptos anterior y posterior, añadir o quitar, etc. Cuando fallan estas coordenadas, se produce una tendencia al desorden.

El objetivo de la dominancia lateral es dirigir el sistema desde una referencia clara. Una lateraliadad mal establecida es el caso del niño ambidiestro: esto es como un coche con dos volantes y dos conductores… lleva al caos. Los dos hemisferios compiten o cooperan, el objetivo es que lleguen a colaborar.

Niños de riesgo lateral:
A los cinco años, en el último curso de Educación Infantil, es muy importante conocer la tendencia lateral del niño para ayudarle a desarrollarla plenamente.
De entre todos los signos de riesgo, pueden destacarse por su especial frecuencia y relevancia los siguientes:

- Los niños de cuatro o cinco años que no acaban de definir una mano dominante y cambian frecuentemente de mano los cubiertos, los lápices y las tijeras.


- Los que tienen problemas de atención, inquietud y conducta hiperactiva cuando trabajan sobre papel.


- Los que presentan problemas de lenguaje y de fonación, fundamentalmente, inversiones de sonidos y sílabas al hablar.


- Los que tienen una grafía inmadura (dibujos pobres, poco elaborados o desorganizados).


- Los que ordenan las cosas al revés, de derecha a izquierda (no siendo claramente zurdos).
- Los que tienen dominancias oculares mixtas, sin definir (no está claro cuál de los dos ojos es el dominante).


- Los que escriben su nombre completamente al revés, en espejo, de derecha a izquierda, invirtiendo la grafía de las letras y los números.


- O los niños que tienen un cruce lateral muy claro con dominancias de ojo o de oído distintas a las de la mano.

¿CÓMO AFECTAN LAS DIFICULTADES DE INTEGRACIÓN SENSORIAL EN EL DESARROLLO INFANTIL?

“Cuando los niños necesitan más que inteligencia
y un buen método pedagógico
para aprender y ser felices...”







Las dificultades en la integración sensorial suceden cuando alguno de nuestros sistemas sensoriales no es interpretado (procesado) de forma correcta. Un niño que presenta un procesamiento incorrecto acerca de la información que recibe del tacto, de su ubicación corporal en el espacio, del movimiento o de la gravedad, se encuentra perdido y amenazado. Es algo similar a imaginarse a uno mismo en un entorno donde algo tan sencillo como el contacto con otra persona o el movimiento, es percibido de forma desagradable, como una agresión. Ninguno de nosotros se sentiría seguro y tranquilo en un mundo así.  De esta forma podemos comprender mejor que las dificultades en el procesamiento de la información sensorial pueden tener consecuencias negativas en el desarrollo del niño. Cuando existe un desorden en la integración sensorial, una gran variedad de problemas en el aprendizaje, en el desarrollo motriz, en el lenguaje o en la conducta, pueden observarse: hiperactividad, dificultades en la lecto-escritura, descoordinación motriz, alteraciones conductuales, problemas emocionales, dificultades de aprendizaje académico, etc.

Los problemas de procesamiento sensorial o interpretación de los estímulos sensoriales están relacionados con un mal funcionamiento neurológico, que no es lo mismo que una lesión neurológica. Simplemente el cerebro no sabe trabajar de forma funcional, porque no tiene las habilidades necesarias para integrar la información sensorial. Constantemente estamos recibiendo estímulos de nuestro entorno, y debemos aprender a interpretarlos de forma correcta, para integrarlos a nivel neurológico y alcanzar unos niveles de desarrollo óptimos.
La Teoría de la Integración Sensorial:

Teoría elaborada durante los años 1960-70 por una terapeuta ocupacional estadounidense, Jean Ayres, que describió la integración sensorial como el proceso neurológico de organizar correctamente las informaciones sensoriales de nuestros sentidos (internos y externos). Cuando el sistema nervioso central procesa la información sensorial adecuadamente, respondemos de forma adaptada a las demandas de nuestro entorno, y logramos niveles de desarrollo adecuados.

Los sentidos:

Para comprender correctamente la Integración Sensorial, es fundamental tener una información básica acerca de los sistemas sensoriales, y cómo éstos influyen directamente en las distintas etapas del desarrollo. De esta forma será mucho más sencillo comprender qué sucede en el desarrollo del niño cuando la integración sensorial no es correcta. Todos nosotros estamos muy familiarizados con los cinco sentidos básicos (vista, audición, gusto, olfato y tacto). Pero también existen otros sistemas sensoriales llamados internos. Jean Ayres destacó la importancia de estos tres sistemas sensoriales internos, que facilitan información acerca de nuestro cuerpo en relación al entorno, y son los principales responsables del correcto desarrollo infantil.

-          Sistema táctil: son los estímulos que recibimos a través de la piel, relacionados con la parte más emocional y social (ya no es la sensación de temperatura o presión, que se percibe a nivel superficial).

-          Sistema vestibular: toda la información relacionada con el movimiento, la gravedad y el equilibrio, principalmente procesados en el oído interno.

-          Propiocepción: información acerca de la posición que ocupa nuestro cuerpo en el espacio, percibida a través de las articulaciones, músculos y ligamentos.

El tacto, la propiocepción y el sistema vestibular son fundamentales para el desarrollo correcto del niño. Cuando estos tres sistemas sensoriales funcionan de forma eficiente y correcta, el niño puede dar las respuestas adaptadas a las demandas del entorno.
Características de los niños que tienen dificultades para procesar los estímulos sensoriales (problemas en la integración sensorial):
Cuando se observan algunas de las siguientes características en los niños, podemos pensar que existen dificultades de procesamiento sensorial en algunos de los sistemas sensoriales. No tienen que estar presentes todas estas características para determinar un problema de integración sensorial; puede que sólo existan algunas de ellas.
PROBLEMA DE PROCESAMIENTO

CONDUCTAS QUE MANIFIESTA

Hipersensibilidad al tacto, al movimiento o a los sonidos
Alta distractibilidad, respuestas exageradas ante el contacto físico,  desagrado ante ciertas texturas, miedo exagerado ante movimientos básicos, miedo a los juegos del parque, miedo ante los sonidos fuertes
Hiposensible a los estímulos
Busca estímulos de forma exagerada y continuada, choca contra los objetos, busca el contacto con los demás constantemente y con brusquedad
Nivel de actividad muy alto o muy bajo
Busca el movimiento continuamente o por el contrario le disgusta moverse y se cansa fácilmente
Problemas de coordinación
Tiene poco equilibrio, es patoso, descoordinado, tiene muy poca precisión motriz, tiene dificultades para aprender nuevas tareas motrices
Retraso en el aprendizaje académico
A pesar de presentar niveles de inteligencia normales, tiene problemas para alcanzar los aprendizajes en algunas áreas. Puede tener dificultades en aprender a usar las tijeras, atarse los zapatos o abotonar
Baja organización conductual
Es impulsivo y fácilmente distraído. No anticipa las consecuencias de sus acciones. Se frustra fácilmente, puede presentar agresividad y tener problemas en los cambios de actividades
Cuando alguno de los sistemas sensoriales no funciona correctamente, podemos encontrarnos con algunos de los siguientes problemas:
-          Problemas de aprendizaje académico en el colegio: los niños que no siguen el mismo ritmo de aprendizaje, que tienen dificultades en el razonamiento lógico, en la secuenciación, en la planificación motora, etc. A menudo pueden confundirse con trastornos de la lateralidad, déficit de atención, retraso mental, dislexia, retraso madurativo, etc. Pero en realidad se trata de problemas en el procesamiento sensorial. Cuando el niño no alcanza el mismo nivel de lectura ni de escritura, dificultades en las tareas matemáticas, en la memorización de conceptos, etc.
-          Problemas atencionales: la habilidad para prestar atención a un tarea, depende directamente de la habilidad de inhibición de los estímulos sensoriales innecesarios (sonidos de fondo, información visual, movimiento, posturas…). Cuando no existe inhibición sensorial, se puede observar una alta distractibilidad, hiperactividad o respuestas exageradas a los estímulos.
-          Hiperactividad – Hipoactividad (alteración de los niveles de actividad): también pueden aparecer alteraciones en los niveles de actividad. El niño puede necesitar gran cantidad de estímulos para estar tranquilo y contento (niños hiperactivos), o por el contrario puede necesitar una cantidad muy pequeña de estímulos (hipoactivos), y son niños que siempre suelen estar en un rincón, sin moverse demasiado ni practicar las mismas actividades de juego que los otros niños de su edad.
-          Retrasos psicomotrices en la motricidad fina o gruesa, o en ambas: son niños considerados como patosos, descoordinados, con dificultad para practicar deportes o realizar los mismos juegos motrices que los otros niños. Otros niños presentan dificultades sólo en motricidad fina, con un agarre incorrecto del lápiz, dificultad para ensartar elementos, para pegar, recortar, abotonar…
-          Retraso en la adquisición del lenguaje, con problemas de fluidez, de pronunciación de expresividad o de comprensión: son niños que presentan niveles de lenguaje inferiores al nivel correspondiente para su edad cronológica, sin tener alteraciones auditivas ni orales. Algunos niños no encuentran las palabras adecuadas, presentando dificultades de expresión y falta de fluidez, otros niños tardan mucho en empezar a hablar (a los dos años todavía no tienen verbalización), o en otros casos podemos encontrar dificultades en la pronunciación de determinados fonemas.
-          Problemas de regulación de la conducta: los niños con problemas de procesamiento sensorial por hiposensibilidad desconocen la forma de relajarse o tranquilizarse, porque necesitan constantemente recibir estímulos de forma convulsiva. De forma contraria pueden ser niños hipersensibles que no toleren la estimulación y siempre estén en constante inhibición (quietos, evitando el movimiento, asustándose con los ruidos de forma exagerada…).
-          Defensibilidad táctil: los niños con defensibilidad táctil responden de forma negativa y exagerada a los estímulos relacionados con el tacto. Para ellos la mayoría de los estímulos táctiles son agresivos y sus reacciones ante un abrazo, una caricia o un simple roce entre compañeros, pueden ser de extrema ansiedad o agresividad.
-          Comportamientos problemáticos: el niño con problemas en el procesamiento sensorial puede tener problemas conductuales, que pueden se explicados por las dificultades sensoriales. Los niños pueden ser explosivos, poco flexibles a los cambios (horarios, distribución…), o pueden tener dificultades en las transiciones (cambios de una actividad a otra, de un lugar a otro…). El niño puede mostrar una irritabilidad inexplicable, o puede llorar repentinamente sin motivo aparente… Pero en realidad la causa suele ser un desajuste sensorial, debido a cambios bruscos del tipo de estimulación, que el niño percibe como una agresión. 


En PAF CENTRO NEUROPSICOLOGICO  podrá encontrar  procesos terapéuticos orientados a  trabajar estas dificultades en los niños. Consúltenos.

BILINGÜISMO Y DIFICULTADES EN EL APRENDIZAJE

Por qué se cuestiona tanto la enseñanza de inglés en casos de DIFICULTADES EN EL APRENDIZAJE.





El cuestionamiento sí es válido en torno a la incorporación de la lectoescritura en niños  con dificultades en el aprendizaje . Si bien no es contraproducente la exposición oral, hay que tener en cuenta que el proceso de incorporación de la lectoescritura en la segunda lengua deberá ser posterior o más lento que el desarrollo de la lectoescritura en la primer lengua en presencia de una dificultad específica de aprendizaje.
Un niño con dificultades tardará más tiempo en incorporar las correspondencias grafema-fonema del inglés. Las mismas son mucho más complejas que las del español. Si tiene dificultades en la Lengua  materna es esperable que las tenga en la segunda lengua por la irregularidad intrínseca del inglés (a una letra le corresponden muchos sonidos).
Es negativo exigir un nivel de lectoescritura en inglés semejante al del español si el de la primer lengua aún no está afianzado. El niño inicialmente se confundirá las reglas para la escritura de uno y otro idioma y ello provocará un pobre afianzamiento de ambos sistemas de escritura.
Idealmente los primeros 3 años de escolaridad deberán focalizarse en la adquisición de la lectoescritura en español. A partir del tercer o cuarto grado se podrá ir exigiendo cierta “performance” en la lectoescritura en inglés, lo cual no quiere decir no exponerlo para nada al inglés sino, no exigirle al mismo nivel.
Las críticas generales al bilinguismo se derivan de situaciones de exposición a una segunda lengua en detrimento de la primera si aún no está afianzada a nivel oral. Por ejemplo en casos de migración o de retraso del lenguaje oral. Ello se basa en la teoría de interdependencia desarrollada por Cummins.
Teoría de Interdependencia Lingüística
Cummnis (1979) propuso la teoría de Interdependencia para indicar la relación entre el desarrollo de dos lenguas. La misma indica que el nivel de competencia en la segunda lengua (L2) que un niño bilingüe alcanza es parcialmente una función del nivel alcanzado en la lengua materna (L1) en el momento en que comienza la exposición intensiva a la segunda lengua. (Hablamos de exposición oral a la lengua).
Los estudios realizados en niños expuestos a una segunda lengua en distintas edades demuestran que cuando se adquiere la segunda lengua sin tener afianzada la primera el niño corre el riesgo de ser semilingüe, es decir, de no desarrollar en su totalidad ninguna de las dos lenguas y  si desarrolla  constantes dificultades en el aprendizaje.
Lleva a pensar sobre la importancia de aprender en forma sistemática las reglas de la lengua materna para poder entender el funcionamiento de las reglas de otra lengua.

En un estudio realizado en España sobre el bilingüismo alcanzado entre castellano y catalán, Huguet y Vila (1995) encontraron un desarrollo bilingüe pobre en los casos en los que la lengua materna no era estudiada en forma sistemática. Así mismo encontraron indicadores de significancia para el desarrollo lingüístico bilingüe aditivo, como la motivación individual y la aceptación o valoración social de la lengua en la sociedad.
Cummins también refiere como clave, el método educativo recibido a lo largo de la escolaridad. En este sentido refiere que “cuando el conocimiento conceptual-lingüístico no conduce a desarrollar habilidades de lectoescritura, la enseñanza inicial en lectoescritura debe ser mediante la Lengua  Materna. Además afirma que la enseñanza mediante la Lengua  materna  debe continuar pasados los primeros cursos para que el niño pueda desarrollar una forma beneficiosa, cognitiva y académicamente un  bilingüismo aditivo.
En este punto, cabe preguntarse qué sucede en los casos de niños con problemas específicos para el aprendizaje de la lectoescritura en la lengua   materna .
Qué sucede con el factor motivacional cuando el factor cognitivo-lingüístico actúa como limitador?
Generalmente, las escuelas tienden a manejarse con sentido común y priorizan el aprendizaje de la primer lengua hasta el 3 grado. En ese tiempo el niño compensa sus iniciales dificultades para la Lengua  materna  y luego se lo expone salvajemente a la segunda  lengua. Se da por supuesto que ya tiene capacidad para enfrentar la segunda lengua,  No obstante, también cabe preguntarse si no deberá realizar el mismo proceso de aprendizaje más lento para adquirir la lectoescritura en la segunda lengua? Esto   hace  que el niño termine enfrentando una alta cuota de frustración que no hace sino empobrecer la motivación para el aprendizaje del bilingüismo y fomentar   las dificultades en el  aprendizaje.


  

28 nov 2009

PORQUE ENSEÑAR A LEER Y ESCRIBIR A TU HIJO ANTES DE LOS 4 AÑOS?





Los libros son la puerta de entrada a todo un mundo de conocimiento y fantasía. Por eso cuanto antes podamos penetrar en ese universo mucho mejor. Enseñar a leer los niños antes de los 4 años o antes de ingresar a los colegios no es  descabellado ni temerario: él puede aprender y en PAF CENTRO NEUROPSICOLOGICO le ayudamos . Además, vivir el descubrimiento de la lectura con los niños es una experiencia muy satisfactoria que estrechará los lazos afectivos de todos. 


“A los niños les enseñan a leer en el colegio… ¿por qué vamos a enseñarles en casa?”, “Ya tendrán tiempo de aprender a leer cuando les enseñen con seis años”. Son comentarios que oímos decir a la mayoría de la gente.
Ciertamente, el aprendizaje de la lengua escrita suele darse en los colegios a partir de los cuatro o cinco años en los mejores casos, concretándose las habilidades lectoras entre los seis y los siete años. ¿Y por qué no antes…?
Los bebés aprenden a hablar, a andar, a correr, a relacionarse con el mundo a lo largo de los tres o cuatro primeros años de vida. Sus capacidades neurológicas  se lo permiten. De la misma manera pueden aprender a leer. Lo único que tenemos que comprobar es que nuestro hijo tenga la madurez evolutiva necesaria para poder incorporar este aprendizaje, en principio complejo.
En el aprendizaje de la lectura intervienen diferentes áreas situadas en los dos hemisferios cerebrales: la que ve los símbolos, la que los reconoce, la que les otorga significado, la que oye las palabras y la que las reconoce. Para que el niño pueda aprender a leer, todas estas áreas deben poder establecer conexiones entre sí mediante las sinapsis  de las células cerebrales que las integran. Para que estas conexiones se realicen adecuadamente, estas células (neuronas) deben estar revestidas de una vaina de mielina que las aísle eléctricamente.
El proceso de mielinización de las neuronas se da durante toda la infancia, pero alrededor de los dos años de edad las conexiones básicas ya están establecidas y las áreas anteriores interconectadas. Podemos entonces afirmar que a partir de esta edad, el desarrollo cerebral del niño le permite incorporar la información lectora recibida y otorgarle significado.
De hecho, si un niño de tan sólo 18 o 20 meses le señalamos una etiqueta de “Coca Cola” o una tapa de su yogur habitual nos dirá lo que dice casi de inmediato: está reconociendo unos símbolos escritos en un contexto concreto. Ese es el primer paso para la lectura. Y los dos años son un buen momento para empezar.
Lo que el niño de esta edad necesita para poder asomarse al mundo de la lectura es disponer de las imágenes adecuadas, suficientemente grandes y atractivas (la letra de los cuentos y de los libros es demasiado pequeña) como para captar toda su atención  y también contar con un muy buen proceso madurativo de sus diferentes estructuras sensoriales y neurológicas. 
Los padres podemos reinterpretar y ofrecer el lenguaje escrito a nuestro hijo de manera que adaptemos la información necesaria. Para que aprenda a leer debemos tener siempre en cuenta:



  • Los intereses del niño: temas que le motiven.




  • Sus necesidades y capacidades madurativas: la información debe seguir unos criterios de tamaño y letra adecuados.




  • Una actitud de entusiasmo, buen humor y confianza en las capacidades del niño por parte de quien lleve adelante el programa de lectura.



  • Las ventajas de la lectura en edades tempranas son considerables:
    • En ningún caso estos niños son problemáticos sino todo lo contrario. El problema no es empezar a leer pronto sino tarde.
    • El niño con una gran competencia lectora se siente más seguro de sí mismo, más motivado para el aprendizaje y, por supuesto, más capaz para enfrentar el aprendizaje de la lengua escrita.
    • Tal vez la mayor ventaja de enseñar a leer a un hijo pequeño sea la intensa relación que se establece entre el padre o la madre y el niño al compartir una situación de aprendizaje que ampliará las posibilidades creativas e imaginativas del niño, así como mejorará en gran medida su autonomía personal (podrá adentrarse en el mundo de la fantasía escrita cada vez que lo desee).
    En PAF CENTRO NEUROPSICOLÓGICO PUEDE LOGRAR QUE SUS HIJOS DESARROLLEN ESTAS HABILIDADES A EDADES MUY TEMPRANAS. CONSÚLTENOS.