Desde su nacimiento, los niños aprenden a leer emociones, símbolos e imágenes a su alrededor. La estimulación temprana a la lectura empieza antes de lo que pensamos. Se ha demostrado que uno de los primeros pasos a los 6 meses es comenzar a reconocer ilustraciones y dibujos en los libros. A los 18 meses, los niños descubren que cada cosa a su alrededor tiene un nombre.
Esta estimulación temprana ofrece conceptos básicos sobre sintaxis y relaciones temporo-espaciales.
Esta estimulación temprana ofrece conceptos básicos sobre sintaxis y relaciones temporo-espaciales.
Sin embargo, en la estimulación temprana enseñamos a los niños a leer desde que son bebés. Lo que hacemos es ofrecer información escrita al niño, al igual que se la damos oral. Es lo que se llama "lectura global", y en ésta se muestra al niño una palabra entera mientras se lee la palabra al mismo tiempo. Son estímulos visuales (la palabra escrita) acompañados de estímulos auditivos (la palabra pronunciada a la vez). Los niños pequeños, menores de 6 años, tienden a ver la palabra como un todo, como una imagen. No se fijan en las letras que se combinan dentro de la misma como lo harían los niños de primaria.
En los programas de lectura dentro de la maduracion nunca se le pide al niño nada, no se le examina ni presiona.
Si a un bebé se le enseñara la palabra “mesa” por ejemplo, tantas veces como la oye a la vez que se le muestra lo que es una mesa, la recordaría mucho antes en su formato escrito puesto que nuestra memoria visual es normalmente mejor que la auditiva.
Todo esto tiene una explicación científica…
El cerebro del niño pequeño, menor de 5 ó 6 años, cuando aún no está organizado en sus funciones hemisféricas (el niño aún no se ha lateralizado, no es áun diestro o zurdo), domina el hemisferio derecho en los aprendizajes y en la percepción de lo que le rodea. El hemisferio derecho ve más el conjunto de las cosas, sin llegar a ver cada parte que las compone pues es menos analítico que el hemisferio izquierdo. Por eso el niño pequeño ve una palabra como un todo, igual que cuando la oye. Por esto en PAF CENTRO NEUROPSICOLOGICO les enseñamos a leer con la lectura global (les enseñamos palabras enteras, no la "m" con la "e" es "me" y la “s” con la “a” es “sa”):
Al cumplir los seis años más o menos, el niño ya está lateralizado, distingue izquierda y derecha y puede leer en una sola dirección y escribir en la misma también. Es el momento de aprender a leer y escribir de la forma tradicional (la "m" con la "a" es "ma").
A partir de los seis años ya no aprende igual de forma global pues nuestro hemisferio izquierdo domina en su afán por analizar toda la información, el niño ya no verá una palabra, sino un conjunto de letras sucesivas. Aquí es cuando comienza el silabeo. Éste es necesario al aprender a leer de forma tradicional y al ver y leer por primera vez palabras desconocidas. Pero si el niño tiene facilidad para la lectura y está familiarizado con ella, pasará por la etapa del silabeo con facilidad y rapidez.
Cuando ambos hemisferios colaboran en el trabajo de la lectura es cuando además de ver cada letra que compone la palabra, vemos la palabra en sí como una unidad, y podemos leerla con seguridad y la velocidad necesaria, sin silabear.
En los programas de lectura dentro de la maduracion nunca se le pide al niño nada, no se le examina ni presiona.
Si a un bebé se le enseñara la palabra “mesa” por ejemplo, tantas veces como la oye a la vez que se le muestra lo que es una mesa, la recordaría mucho antes en su formato escrito puesto que nuestra memoria visual es normalmente mejor que la auditiva.
Todo esto tiene una explicación científica…
El cerebro del niño pequeño, menor de 5 ó 6 años, cuando aún no está organizado en sus funciones hemisféricas (el niño aún no se ha lateralizado, no es áun diestro o zurdo), domina el hemisferio derecho en los aprendizajes y en la percepción de lo que le rodea. El hemisferio derecho ve más el conjunto de las cosas, sin llegar a ver cada parte que las compone pues es menos analítico que el hemisferio izquierdo. Por eso el niño pequeño ve una palabra como un todo, igual que cuando la oye. Por esto en PAF CENTRO NEUROPSICOLOGICO les enseñamos a leer con la lectura global (les enseñamos palabras enteras, no la "m" con la "e" es "me" y la “s” con la “a” es “sa”):
Al cumplir los seis años más o menos, el niño ya está lateralizado, distingue izquierda y derecha y puede leer en una sola dirección y escribir en la misma también. Es el momento de aprender a leer y escribir de la forma tradicional (la "m" con la "a" es "ma").
A partir de los seis años ya no aprende igual de forma global pues nuestro hemisferio izquierdo domina en su afán por analizar toda la información, el niño ya no verá una palabra, sino un conjunto de letras sucesivas. Aquí es cuando comienza el silabeo. Éste es necesario al aprender a leer de forma tradicional y al ver y leer por primera vez palabras desconocidas. Pero si el niño tiene facilidad para la lectura y está familiarizado con ella, pasará por la etapa del silabeo con facilidad y rapidez.
Cuando ambos hemisferios colaboran en el trabajo de la lectura es cuando además de ver cada letra que compone la palabra, vemos la palabra en sí como una unidad, y podemos leerla con seguridad y la velocidad necesaria, sin silabear.
IMPORTANCIA DE LA PRELECTURA
Todos los instantes de prelectura son muy importantes. Estudios en EE.UU. demuestran que un niño de 5 años que no ha tenido un ambiente adecuado, puede llegar a tener una desventaja de aproximadamente 3 000 mil palabras de vocabulario frente niños que han tenido un ambiente propicio para la lectura.
Al no tener bases firmes de prelectura, los niños pueden estar en desventaja en la escuela. La lectura es un factor muy importante, dado que mucho de lo que se aprende en ciencias naturales, ciencias sociales, matemática, lenguaje... se aprende a través de la lectura.
Existen varios beneficios cuando los padres realizan ejercicios de prelectura con sus hijos. Por ejemplo, la lectura es un buen camino para crear vínculos afectivos.
El hacer de la lectura una rutina diaria, puede significar que los padres inviertan en relaciones sanas con sus hijos.
La lectura también puede ser usada en la etapa preescolar como metodología de comunicación entre padres e hijos.
Los niños en esta etapa inicial necesitan de guía para aprender valores y comportamientos adecuados. Por ejemplo, para enseñar a los niños el valor de la honestidad se puede utilizar un cuento.
Todos los instantes de prelectura son muy importantes. Estudios en EE.UU. demuestran que un niño de 5 años que no ha tenido un ambiente adecuado, puede llegar a tener una desventaja de aproximadamente 3 000 mil palabras de vocabulario frente niños que han tenido un ambiente propicio para la lectura.
Al no tener bases firmes de prelectura, los niños pueden estar en desventaja en la escuela. La lectura es un factor muy importante, dado que mucho de lo que se aprende en ciencias naturales, ciencias sociales, matemática, lenguaje... se aprende a través de la lectura.
Existen varios beneficios cuando los padres realizan ejercicios de prelectura con sus hijos. Por ejemplo, la lectura es un buen camino para crear vínculos afectivos.
El hacer de la lectura una rutina diaria, puede significar que los padres inviertan en relaciones sanas con sus hijos.
La lectura también puede ser usada en la etapa preescolar como metodología de comunicación entre padres e hijos.
Los niños en esta etapa inicial necesitan de guía para aprender valores y comportamientos adecuados. Por ejemplo, para enseñar a los niños el valor de la honestidad se puede utilizar un cuento.
Consúltenos, en PAF CENTRO NEUROPSICOLOGICO, contamos con un grupo de profesionales dedicados a la investigación sobre aprendizaje temprano.